Introducción
Los latiguillos y tubos de freno. Pueden olvidarse y descuidarse
fácilmente, pues suelen estar ocultos. Sin embargo, son tan vitales
como cualquier otro componente de los frenos.
La mayor parte de los fabricantes de automóviles recomiendan reemplazar
todas las partes de goma del sistema de frenado cada cuatro años o cada
60 000 km. Mucha gente olvida que este trabajo no sólo incluye las
juntas hidráulicas de goma sino también los tubos. Mientras comprobamos
y renovamos los tubos de goma vale la pena inspeccionar igualmente los
tubos rígidos de metal.
Aunque los tubos de metal no se hinchan ni se desgastan por el roce
contra los neumáticos como les ocurre a los de goma, pueden ser
aplastados o rayados y oxidarse. Por lo general, el óxido empieza a
formarse en la parte interior de los recodos.
Inspeccionar los tubos
La mejor forma de inspeccionar los tubos, sin pasar por alto ninguno
de ellos, es comenzar desde el cilindro principal de frenos y seguir el
tubo hasta cada freno. El cilindro principal está normalmente situado
en la mampara de la parte posterior del compartimiento motor. Muchos
tubos de freno son metálicos, pero en cada rueda existe un fragmento de
tubo flexible o latiguillo colocado para permitir el movimiento de la
suspensión.
Los tubos situados dentro del compartimiento del motor están
normalmente bien protegidos de cualquier daño y de la corrosión. Fuera
del compartimiento del motor, en el interior de las aletas y bajo el
piso, los tubos de metal están mucho más expuestos a cualquier daño y a
la oxidación. Una ligera oxidación en los tubos es aceptable, pero si
tras pasar un cepillo metálico no la hemos eliminado, o si hay
cualquier otro tipo de daño, tendremos que cambiar el tubo.
Pondremos mucha atención en el lugar donde los tubos de metal
se doblan al salir del compartimiento motor y van hacia las aletas,
pues aquí es donde los tubos suelen resultar dañados con facilidad.
Elevaremos con un gato la parte frontal del su automóvil y
giraremos las ruedas hacia un lado —retirándolas si es necesario— para
dejar a la vista los latiguillos. Pero no nos pondremos bajo el
automóvil mientras esté sostenido únicamente por el gato.
Los latiguillos de freno van del extremo de un tubo de metal
hacia abajo hasta la unidad de freno. Los automóviles con brazos
McPherson pueden tener otro tubo de metal fijado al brazo de
suspensión, con un extremo conectado al freno y el otro extremo a un
latiguillo de freno.
Doblaremos y retorceremos los latiguillos entre los dedos para
comprobar si están deteriorados. Puede que tengamos que doblar bastante
el tubo para dejar a la vista las pequeñas grietas que son la primera
señal de deterioro. Comprobaremos también que el tubo no roza contra la
llanta o el neumático. Pediremos a alguien que presione el pedal de
freno mientras sujetamos el tubo. Si está pasado, es posible que
podamos sentir cómo se expande ligeramente a medida que se presiona el
pedal. Si cualquiera de los tubos presenta uno de estos defectos o ya
hemos estado más de cuatro años en servicio, deberemos renovarlos. Con
el vehículo elevado, seguiremos los tubos metálicos hasta los frenos
posteriores. Los tubos discurren normalmente por el túnel de
transmisión. Incluso en los automóviles de tracción delantera existirá
un pequeño túnel para alojar los conductos de frenos y alimentación.
Los tubos de metal situados en la parte inferior del automóvil suelen
acabar perforados y bastante oxidados. Si nuestro automóvil ha
circulado siempre sobre terrenos accidentados, los tubos pueden haber
resultado dañados o aplastados por las piedras.
Renovar un tubo
Siempre que se efectúe algún trabajo en el sistema hidráulico se
pierde cierta cantidad de líquido de freno, pero esto puede ser
reducido retirando la tapa del depósito, colocando una bolsa de
plástico sobre la parte superior y colocando de nuevo la tapa en su
lugar, Todavía saldrá algo de líquido cuando desconectemos los tubos,
pero tan poco que podremos limpiarlo fácilmente. Intentaremos mantener
alejado el líquido de frenos de la pintura de la carrocería y de los
neumáticos del automóvil, pues es corrosivo; lavaremos las salpicaduras
con agua.
Observaremos la forma en que está conectado el tubo. En un
extremo probablemente habrá una conexión directa a un tubo de metal
asegurado por una unión roscada y una contratuerca, y en el Otro una
conexión tipo banjo sujeta por un perno central fijado normalmente a
una mordaza de freno de disco. En automóviles con suspensión McPherson,
el latiguillo puede estar conectado a un tubo de metal fijado en el
brazo. Cuando un latiguillo se une a un tubo de metal, el conjunto
estará sostenido en su lugar por un soporte o habrá un agujero en la
aleta interior en el que se introducirá el extremo del latiguillo. El
tubo de metal procede del otro lado de la aleta interior.
Para aflojar una conexión directa, sostenga la contratuerca en
el latiguillo con una llave fija y afloje la unión roscada del extremo
del tubo metálico para desconectarlo del latiguillo. A continuación
afloje la contratuerca del extremo del latiguillo y retírelo del freno.
Guarde las arandelas de cierre, pues probablemente no le serán
suministradas con el nuevo latiguillo.
Tendremos cuidado con las uniones ya que son muy delicadas y podríamos
dañarlas fácilmente. Si una de ellas resulta muy difícil de aflojar, le
podemos poner aceite penetrante.
En el otro extremo del latiguillo, en lugar de una conexión
directa, podemos encontrar una unión tipo banjo asegurada por un gran
tornillo. Lo retiraremos y guardaremos las arandelas de cobre
existentes bajo éste, pues las necesitaremos para la unión del nuevo
latiguillo.
La colocación de un latiguillo nuevo consiste en seguir el
procedimiento de extracción pero al revés. Primero soplamos a través
del nuevo latiguillo, por si hubiera suciedad en su interior. Fijaremos
el latiguillo al freno, sin olvidarnos de las arandelas de cobre si
estamos fijando una unión tipo banjo. Llevaremos el latiguillo hasta el
soporte superior o hasta el agujero en la aleta interior sin doblarlo
excesivamente, lo pasaremos a través de él y colocaremos la
contratuerca y la arandela de cierre, si existe, asegurándonos de que
no hayamos retorcido el latiguillo. Sostenemos el tubo de metal y
enroscamos la unión al extremo del latiguillo. Si la unión parece
trabada, moveremos el latiguillo para asegurarnos de que está
correctamente fijado. No apretaremos demasiado la unión, un simple
apriete con una llave pequeña será suficiente. Cuando hayamos
completado el trabajo, deberemos sangrar los frenos.
Comprar tubos nuevos
Se pueden comprar tubos de frenos procedentes de distintas fuentes,
pero no debemos caer en la tentación de comprarlos en un desguace.
Sería un ahorro falso y peligroso. En muchos concesionarios y tiendas
de recambios encontraremos tubos de freno de acero y de cobre. Los de
cobre son generalmente más caros, pero su duración es mayor, por lo que
vale la pena considerar esa opción si pensamos conservar el automóvil
bastante tiempo.
Si compramos los tubos en un concesionario, probablemente ya
vendrán doblados en la forma correcta y con todas las uniones fijadas.
Ésta es la forma más cómoda y más cara de comprar tubos de freno. Si
compramos los tubos en una tienda de recambios, probablemente nos
resultarán más baratos, pero puede que tengamos que doblarlos nosotros
mismos. Muchas tiendas de accesorios, sin embargo, nos solventarán este
problema, pero normalmente necesitaremos el antiguo como muestra. El
problema es que no podremos utilizar el automóvil durante ese tiempo.
Alternativamente, puede que sólo tengamos que facilitar
detalles a la tienda de accesorios sobre la longitud del tubo que
necesitamos, el tipo de unión que poseemos ó para qué modelo de coche
lo necesitamos.
En lugar de una conexión directa, podemos encontrar una unión
tipo banjo asegurada por un gran tornillo. Lo retiramos y guardamos las
arandelas de cobre existentes bajo éste, pues las necesitaremos para la
unión del nuevo latiguillo.
La colocación de un latiguillo nuevo consiste en seguir el
procedimiento de extracción pero al revés. Primero soplamos a través
del nuevo latiguillo, por si hubiera suciedad en su interior. Fijaremos
el latiguillo al freno, sin olvidarnos de las arandelas de cobre si
estamos fijando una unión tipo banjo. Llevaremos el latiguillo hasta el
soporte superior o hasta el agujero en la aleta interior sin doblarlo
excesivamente, lo pasaremos a través de él y colocaremos la
contratuerca y la arandela de cierre, si existe, asegurándonos de que
no hayamos retorcido el latiguillo. Sostenemos el tubo de metal y
enroscamos la unión al extremo del latiguillo. Si la unión parece
trabada, moveremos el latiguillo para asegurarnos de que está
correctamente fijado. No apretaremos demasiado la unión, un simple
apriete con una llave pequeña será suficiente. Cuando hayamos
completado el trabajo, deberemos sangrar los frenos.
Doblar los tubos nuevos
Si hemos comprado tubos de freno nuevos con las uniones ya colocadas
pero sin doblar tendremos que darles la forma correcta para instalarlos
en su automóvil. Podemos doblar los tubos de freno a mano, pero es
bastante difícil dar forma a las curvas sin doblarlos.
La mejor forma de hacerlo es realizar una muestra usando un
tubo de freno viejo. Colocamos el tubo viejo sobre una superficie plana
—o sobre el suelo del garaje— y dibujamos su forma con un rotulador o
un trozo de tiza. Colocamos en cada curva un bote viejo de pintura, un
tubo de aerosol o un trozo de tubería del diámetro adecuado para actuar
como molde. Doblamos el tubo según el modelo.
Debemos tirar del tubo firmemente alrededor del molde más que empujarlo
con la mano. Lo más probable es que no podamos continuar doblando el
tubo sobre una superficie plana después de haber hecho la primera
curva, ya que algunos recodos necesitan estar a determinado ángulo de
los demás. Si es así, tendremos que tratar cada sección y doblarla como
si se tratase de una longitud diferente de tubo. Después de que hayamos
realizado cada curva, colocaremos la sección siguiente sobre la mesa o
el suelo, preparada para realizar la próxima curva. Iremos comparando
el nuevo tubo con el antiguo.
Si no disponemos de los tubos de freno viejos o no podemos
realizar el patrón por cualquier otra razón, tendremos que doblar el
tubo a medida que lo vamos situando en el automóvil. Para ello,
colocaremos primero el tubo en un extremo sin tensarlo. Entonces,
habiendo elegido el mejor recorrido, doblaremos el tubo alrededor de
cada obstáculo a medida que los vayamos encontrando. Si el tubo debe de
ser doblado en un ángulo bastante agudo vale la pena retirar el tubo
del automóvil de forma que la curva pueda realizarse lo más
cuidadosamente posible. De nuevo, usaremos un objeto cilíndrico
adecuado como molde. Una vez haya doblado el tubo, apretaremos ambas
uniones y lo aseguraremos con una abrazadera. Ahora tendremos que
sangrar los frenos.
Colocar un tubo de freno de metal
Los tubos de metal están sujetos en sus extremos por conexiones
directas. En el resto de su longitud normalmente se hallan sujetos por
clips de plástico o de metal fijados a la carrocería o al eje
posterior. Aflojaremos estas uniones usando una llave fija o una llave
de estrella partida adecuada para este tipo de uniones. Si la unión es
difícil de girar una vez la hayamos aflojado, moveremos el tubo a su
alrededor para ayudarla a dar vueltas más fácilmente. Si no podemos
aflojar la unión, usaremos una sierra de metales para cortar el tubo de
freno justo en la unión y extraeremos ésta con una llave de estrella o
de cazoleta. No debemos preocuparnos por destruir un tubo que vamos a
tirar de todas formas.
Con ambas uniones sueltas y retiradas de sus agujeros roscados,
aflojamos las fijaciones del tubo. Si está asegurado por clips de
plástico, los quitaremos haciendo palanca con un destornillador. Las
fijaciones de metal de la carrocería o el eje deben ser abiertas para
liberar el tubo. Éstas suelen oxidarse y se rompen fácilmente, luego
tendremos cuidado al abrirlas.
Colocaremos el nuevo tubo para estar seguros de que cabe; realizaremos
entonces los ajustes necesarios doblando el tubo a mano. Teniendo
cuidado de no chafarlo. Cuando coloquemos el tubo nuevo, fijaremos
primero las uniones y sostendremos el tubo en su posición correcta
mientras las apretamos.
Colocaremos los clips de nuevo en el tubo —si hemos roto alguno
podremos hacernos con ellos fácilmente— y doblamos las fijaciones de
metal que lo sostienen, si existen.